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lunes, 3 de septiembre de 2012

Nuestra fe se demuestra: El perdón y el amor.

Nuestra fe se demuestra: El perdón y el amor.


Mateo ,:23-24 Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.

Para entender de una manera clara lo que dice la Palabra aquí en este versículo, lo que el Señor Jesucristo está diciendo a sus discípulos, lo que nos está diciendo en esta hora a cada uno de nosotros, es necesario que veamos un poco del contexto.

Versículo 21 Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio.

Nuestro Señor Jesús está hablando a sus discípulos en relación a lo que se les enseñó a los israelitas, al pueblo de Dios cuando salieron de la tierra de Egipto; tanto esa generación como las siguientes recibieron la Palabra de Dios, la ley. Recuerden que el Señor dedicó un tiempo para dictar leyes, estatutos, normas, mandamientos, todo aquello que Él consideró que su pueblo debería conocer y lo pusiera por obra.

No es de nadie desconocido que uno de los diez mandamientos establece no matarás, el violar este mandato de Dios trae consecuencias, no solamente espirituales, sino también físicas, una persona que comete asesinato tiene que ser enjuiciado por el hombre, no lo puede evitar, las leyes lo condenan, y si las leyes del hombre lo condenan, cuánto más lo condenará Dios que así lo estableció, Dios que le dijo al hombre no matarás.

Por eso nuestro Señor Jesucristo les está diciendo, ustedes saben lo que se les dijo a los antiguos, no matarás y cualquiera que matare será culpable de juicio, es decir que cualquiera que le quite la vida a una persona irremediablemente es culpable y tiene que ser enjuiciado y para ello existen tribunales, hay jueces quienes harán cumplir la ley, es claro, es sencillo, esto es algo que Jesús le está diciendo al pueblo que haga y que sabía que así sería y que así tenía que ser.

Versículo 22a Pero yo os digo.

Jesucristo empieza a hablar al corazón del creyente, del cristiano, y nos dice, pon atención porque te voy a decir algo más de lo que tú ya sabes, porque la ley establece que no matarás, pero ahora hay algo que voy a añadir. El Hijo de Dios lo dice, y voy a dar una nueva ley que va a complementar la antigua ley, pero esta nueva ley va a ser más estricta, más enérgica.

Versículo 22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.

Es importante advertir que esta nueva ley que Jesús está proclamando confronta el enojo, porque el enojo lleva al individuo al asesinato, por tanto la nueva ley del reino es más profunda que los requisitos de la antigua ley, y para poder cumplir con esta nueva ley que Jesús está proclamando, que está dando a su pueblo, se necesita una vida muy superior, la vida de la nueva creación, y esto es algo claro. Dice la Palabra de Dios que nosotros ya no somos las personas que éramos, que todo lo viejo ya pasó, ya murió, ahora somos nuevas criaturas en Cristo Jesús, criaturas llenas de su Espíritu Santo, llenas de su amor, criaturas que vamos a ser de acuerdo a lo que Él establece, que estamos en la posibilidad de cumplir lo que Él dice en las Escrituras, que sabemos nuestra responsabilidad y que la queremos hacer y que queremos ser de acuerdo a su propósito, conforme su voluntad.

Esto es algo muy claro y es lo que quiere nuestro Señor; él con la autoridad que tiene viene y te habla y te dice: tú te aprendiste los diez mandamientos, dentro de ellos, dentro de la ley de Dios, sabes que no se debe matar, pero ahora te digo algo nuevo, cualquiera que se enoje contra su hermano.

Y esto también me llama la atención, Jesús está empleando la palabra hermano, con lo cual nosotros nos podemos dar cuenta que esta Escritura no es para la persona que está allá afuera, a quien no cree en él, a quien está perdido en el mundo; esta Palabra nos las da a ti y a mí, a nosotros que somos de la familia de la fe, que somos hermanos en Cristo porque sabe el Señor que entre nosotros hay problemas, sabe que nuestro corazón tiene conflictos en contra de los hermanos.

Si tú te enojas contra tu hermano, serás culpable de juicio; existen tres clases de juicios que nuestro Señor Jesucristo está mencionando en el versículo 22. El primer juicio es para el que se enoje contra su hermano, es un juicio el cual se llevaba cabo a las puertas de la ciudad y es realizado por los sacerdotes, el enojarte contra un hermano, es un delito, tal vez leve, no es algo muy grave.

El segundo juicio, que también está escrito en el versículo 22, y cualquiera que diga necio (la palabra hebrea aquí es racká) a su hermano, será culpable ante el concilio. ¿Qué concilio? El concilio del Sanedrín, este segundo juicio del Sanedrín era un juicio mas elevado, era un juicio integrado por los principales sacerdotes del pueblo de Israel, los ancianos, los interpretes de la ley y los escribas, es la corte suprema del pueblo judío.

Racká en el hebreo significa tonto, inútil, y es una expresión muy despectiva que tiene la intención de ofender a la persona, si se quería ofender fuertemente a alguien se le decía racká, tal vez en español la palabra tonto, no sea tan grave auque si cause graves problemas, conozco cantidad de padres que a sus pequeños les dicen tontos, inútiles, ¿qué es lo que sucede? Que ese pequeño crece con un problema, con una subestima, no se valora y siempre va a fracasar porque desde pequeño los padres lo han etiquetado, le han dicho que es un tonto, un inútil, que nunca va a poder. Pasan los años, crecen y vemos gente que no logra hacer nada en la vida porque desde pequeños los padres los estuvieron sellando con una palabra.

En el hebreo racká es una palabra fuerte, ofensiva, una palabra que molesta, que indigna y por lo tanto dice nuestro Señor Jesucristo que si tú le llamas racká a alguien, eres culpable y serás enjuiciado ante el concilio, ante el Sanedrín, es decir, ante sacerdotes, interpretes de la ley, escribas y ancianos, te van a juzgar porque eres culpable.

El tercer juicio del que habla nuestro Señor Jesucristo aquí dice que cualquiera que le diga fatuo (la palabra en hebreo es moré), quedará expuesto al infierno de fuego, en hebreo aquí tenemos la palabra que es gehena, y este es el tercer juicio, por lo tanto este es un juicio grave, un juicio realizado por Dios, el cual Dios lleva mediante el infierno de fuego, mediante el juicio supremo.

Viendo en el diccionario fatuo, en español significa lleno de presunción o vanidad infundada o ridícula, un fatuo, podemos entender por lo tanto que es una persona presuntuosa, con una vanidad infundada o ridículo; fatuo en hebreo, decía, es moré, que significa insensato, cualquiera que le llame insensato a su hermano quedará expuesto al infierno de fuego; insensato es una expresión de condenación usada para referirse a una persona rebelde, por lo tanto fatuo o moré es una palabra todavía más fuerte que racká.

Si tú le dices a una persona fatuo o insensato, lo estás ofendiendo terriblemente, es una gran ofensa y nuestro Señor Jesús no lo pasa por alto, por eso dice que tu sabes que si matas serás culpable ante el juez, bueno yo te digo algo más, si tú te enojas, si le llamas necio, racká, fatuo o moré a un hermano, tienes graves problemas. ¿Qué era el Gehena, de dónde viene esta palabra hebrea? También esta palabra viene de la palabra tofet; tofet es un valle muy profundo en Jerusalén que es usado como basurero de la ciudad, en este valle se avientan toda clase de inmundicias y se aventaban los cuerpos de los criminales, ahí eran arrojados y eran incinerados.

Ahí había un fuego continuo el cual vino a ser símbolo del castigo eterno, que es, dice la Biblia, el lago de fuego, nuestro Señor Jesucristo menciona estas tres clases de juicio usando ejemplos profundos para el pueblo judío porque nuestro Señor estaba en esos momentos hablando a los judíos para que entendieran bien la magnitud de lo que él quería expresar, para mostrarles cuál era el cambio que tenía que haber en su corazón. Tal vez en la antigüedad, cuando Dios estableció sus leyes y dijo no matarás, la gente pudo haber dicho, no lo mato, pero si lo odio, si le guardo resentimiento, rencor, le digo que es un fatuo, que me cae gordo, que es un tonto, inútil, en fin, siempre y cuando no lo mate Dios no me va a juzgar.

Había un gran resentimiento entre el pueblo de Dios, tan grande que tiene que venir nuestro Señor y enseñarles una nueva ley la cual tendrían que cumplir, estaban contaminados en su corazón. Hay una gran contaminación, y aunque nuestro Señor Jesucristo habla a los judíos, estos tres juicios para quienes estamos convertidos a Cristo Jesús, nos hablan de un solo juicio, que es grave.

A nosotros no nos van a llevar delante del sacerdote porque me enojé con un hermano, ni nos van a llevar ante la confraternidad de pastores de Nezahualcoyotl zona norte, ni con la del Estado de México, ni con la de la República Mexicana para hacernos un juicio porque le dijimos a un hermano racká, porque le dijimos que era un tonto y que era un inútil, no lo va hacer el Señor ni nadie lo hará, y eso es más grave, porque estos tres juicios están resumidos en uno solo que habla la Palabra de Dios, el juicio final ante el tribunal de Cristo.

Todavía si tú fueras a un juicio por enojarte con un hermano, para la siguiente ocasión que pretendieras enojarte con el hermano, lo vas a pensar; tal vez si le llamas a un hermano racká, pues sabes que la confraternidad de pastores del Estado de México te va a juzgar y te va a imponer una sanción y por lo tanto, para la siguiente vez que pretendas decirle racká a alguien lo vas a pensar, y antes de decirlo mides la magnitud de la consecuencia, podrías pensar en el castigo que te impondrían: tal vez me obligan a llegar temprano al servicio el domingo, o me obligan a venir al estudio bíblico, a la reunión de la familia, a una reunión entre semana, sería un caos, preferirían no insultar al hermano, quedarse callados, lo pensarían dos veces.

Pero como no tenemos estos juicios, como no hay quien nos castigue, como no tenemos un freno, entonces ofendemos al hermano, insultamos a otro, nos enojamos contra otro, al fin sentimos que no hay problema, sentimos que no pasa nada, que todo esta bien, y todavía nos presentamos como si fuéramos seres muy espirituales y venimos y sonreímos y le hablamos al hermano y lo abrazamos, lo saludamos y en la alabanza levantamos nuestras manos, cerramos nuestros ojos, nos balanceamos, hacemos cosas para sentir y convencernos a nosotros mismos que somos muy espirituales.

Pero, esto es muy peligroso hermano, porque si no ves a tú interior y hay un freno entonces un día vas a venir delante del gran trono blanco a juicio, y tú sentirás que el día que vayas a ese juicio vas a ir muy bien y que el Señor te va a felicitar y te va a poner una medalla, y va a resultar que no y el Señor te va a decir: ve el enojo que traes contra tus hermanos, todo lo que te enojaste en contra de ellos, todo lo que los ofendiste, todo lo que los insultaste, todo lo que tú hiciste, y  como dice la Escritura: eres culpable de juicio y por lo tanto eres expuesto al infierno de fuego. ¡Qué terrible sería!

Y qué terrible sería, además, no poderle decir al Señor ¡no lo hagas! Porque lo único que podrías hacer sería tratar de justificarte como lo hizo Adán. Padre, es que él me ofendió primero. Es que ella me vio feo, por eso me enoje y le dije racká. Y vamos a encontrar justificaciones y vamos a tener problemas con Dios y Dios va a decir: no acepto ninguna justificación, eres culpable de juicio; y lo sabías porque la palabra lo dice en Mateo 5:22.

Mateo 5,:22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio (racká). a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo (moré), quedará expuesto al infierno de fuego (gehena).

Dios va a cumplir su Palabra, ¡qué terrible! Pero ¿sabes? La misericordia de Dios es grande, y es tan grande su misericordia, su bondad, su amor, que nos advierte y nos dice: Cuidado, revisa tu corazón y cambia.

Versículo 23 Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti.

El Señor Jesús está diciendo que cuando presentes tu ofrenda, ¿qué es una ofrenda? Es algo que se presenta a Dios para tener comunión con Él, a diferencia del sacrificio, que se presenta para perdón de pecados, la ofrenda es para tener una relación más estrecha, más íntima con Dios, por eso dice si traes tu ofrenda al altar, si vienes con Dios a su presencia para tener una mayor comunicación y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, esto se refiere a una ofensa causada por el enojo, por la reprimenda de acuerdo a lo que acabamos de ver en el versículo 22.

Versículo 24a deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano.

Hay una traducción que me gusta porque en lugar de decir reconcíliate, dice has las pases. si tengo algo en contra de un hermano, entonces tengo que hacer las pases; si quiero que Dios reciba mi ofrenda para que se fortalezca mi comunión con Él, lo primero que tengo qué hacer es reconciliarme, hacer las pases con mi hermano en la fe para que esa ofensa que hubo, que hay en mi corazón, sea quitada, para que nuestra conciencia esté libre; sin una conciencia pura, sin un corazón puro, no habrá relación con Dios; con un corazón contaminado, sin una relación no podrás participar del reino de Dios y esto es claro.

Hay cristianos que me han dicho, que han interpretado este versículo como el hecho de que tienen que ir con el hermano con quien han tenido algún problema y le deben reclamar su actitud, y no es así, entonces yo reviso la Palabra y veo que no dice que le vengas a decir, ni que le vengas a protestar y te vengas a quejar y le vengas a reclamar; la Biblia no dice: Ve, deja tu ofrenda y reclámale y peléate con tu hermano, no lo dice; la Palabra es clara y dice ve y reconcíliate, es decir, has las pases. Tal vez alguien diga, que no puede si primero no le dice al hermano qué es lo que le molesta, no puede reconciliarse, tiene que ser hasta que saque de su corazón todo lo que tiene en contra de él o ella.

Aquí la palabra no solamente se está refiriendo al hermano en la fe, también se refiere a la familia, recuerda que tu esposo, tu esposa también es tu hermano en la fe; tus hijos, tus padres, también son tus hermanos en la fe, y en muchas ocasiones en nuestro hogar tenemos problemas muy severos, y nos enojamos y ofendemos a los miembros de nuestra familia, a nuestros propios hermanos de la casa los lastimamos, les causamos heridas, les decimos tontos, inútiles, nos enojamos con ellos, tenemos problemas en nuestro corazón y todavía queremos venir delante de Dios al altar y esperar que el Señor nos diga: qué bonito hijo eres, me conmueves, te amo más que a todos los hijos que tengo en el mundo y por eso te voy a dar todo lo que me pidas.

Y así venimos, con esa actitud de que el Señor nos va a apapachar y nos va a felicitar, pero no es cierto, hay problemas en tu hogar, en la iglesia, con los hermanos en Cristo y no los solucionas, el solucionarlo no significa venir y pelearte con alguien; si el propósito de Dios hubiera sido ese, lo hubiera escrito, así de fácil, y diría: si tú te acuerdas que tienes algo en contra de alguien, agarra dos hermanos de testigo y ve e insulta al que te lastimó, dile todo lo que quieras decirle, desahoga tu corazón con él y entonces, una vez que estés tranquilo, vienes y presentas tu ofrenda en el altar; pero no lo dice así, para tristeza de muchos hermanos; la Palabra de Dios dice: Reconcíliate ¿Qué debo entender yo por reconciliación? ¿Qué debo entender por hacer las pases con alguien?

Marcos 1, 25a Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno.

Es decir, cuando estés en la presencia de Dios, en el altar, esto es claro, si tengo algo contra algún hermano porque me ofendió, me lastimó, mi corazón está con problemas en contra de alguno de ustedes, tengo que hacer algo, perdonar, ni siquiera dice aquí el Señor que yo vaya y me reconcilie con él, Dios establece algo bien claro y entiendo la reconciliación como el hecho de perdonar a alguien en ese momento.

¿Qué fue lo que hizo nuestro Señor Jesucristo cuando le crucificaron? ¿Creen que Jesucristo tenía algo en contra de quienes lo habían crucificado? ¿Tenía algo en contra de la humanidad pecadora? ¿No? ¿Creen que Jesucristo estaba feliz? Que dijo: humanidad pecadora cuánto te agradezco que me tengas aquí crucificado, cuánto te agradezco que me hayas apartado de mi Padre, te agradezco profundamente y te amo porque voy a ir al infierno y voy a estar ahí tres días para que después de estos tres días resucite.

¿Tú crees que había este sentimiento en Jesús? No creo, y tan no creo que le dijo al Padre antes de que esto pasara: Padre, si es posible que pase de mi esta copa, adelante, no la quiero beber; porque sabía lo que le venía, le dolía, iba a sufrir, lo iban a crucificar, lo iban a clavar en una cruz, ¿a ti te gustaría que te clavaran? ¿Tú sabes lo que es permanecer, lo que es vivir desde antes de la fundación del mundo con Dios, ser hijo de Dios, estar en el reino de los cielos, estar con Dios y tener toda la autoridad y tener que venir a esta tierra para salvarte a ti que eres un pecador, un irresponsable, que eres un enojón, tu que les dices a los demás fatuos, racká?

¿Tu crees que le agradó muchísimo? Yo no creo, y tan no creo que dice la Escritura que vino por amor, no dice que haya venido con una gran alegría, no, dice que fue obediente y murió en la cruz, por lo tanto yo puedo ubicar que ese momento de nuestro Señor Jesucristo había dolor en su corazón, sin embargo, su condición espiritual de ser un varón que oraba y que mantenía una estrecha comunión con Dios y que estaba fortalecido por el Espíritu Santo le permitió en ese momento decirle al Padre, perdónalos porque yo los he perdonado.

Jesucristo no le pidió al Padre tiempo para ir a reconciliarse con todos los que le crucificaron, para irles a reclamar lo que habían hecho, para echarles en cara lo que dijeron de él, para protestarles por qué le habían golpeado, escupido, apedreado, por qué habían hecho tantas cosas cuando le llevaron a ese lugar, no lo dice. Jesús crucificado levantó su voz al Padre y se puso en las manos de Él, y recuerda que una de las cosas que dijo el Señor fue: Padre, ¿por qué me has desamparado? No vas a decir que eso le dio muchos gusto al Señor, no sentir la presencia de Dios.

¿Qué sientes cuando los siervos del Señor oran por ti, desciende la bendición de Dios y tú caes? Te sientes bien, lleno de Dios, lleno de paz, sientes que Dios está contigo, sabes que Dios está contigo, y a la siguiente ocasión que preguntan ¿quién quiere ministración? Vuelves a pasar, y nunca el Señor te dice: Hey, tú ya pasaste hace ocho días, regrésate, no, y cada vez que tu pases Dios va a descender con su Espíritu y te va a ministrar, y te va a traer bendición, siempre lo va hacer.

¿Tú sabes lo que fue para Jesucristo, un varón que tenía el Espíritu Santo, Que era el hijo de Dios, no sentir la presencia de Dios, saber que Dios lo había abandonado? Por causa no de él, sino nuestra, por nuestro pecado, por nuestros enojos, soberbias, por ser fatuos, inútiles, tontos; y ahí estaba el Señor Jesús y dijo; perdónalos. Si estás en el altar y ahí te acuerdas que tienes algo contra alguien, dice el Señor, perdónalo; pero somos tan especiales, que todavía nuestro Señor nos tiene que doblar la mano y hacer una llave para que entendamos.

Versículo 25b Para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas.

Es decir, si no lo quieres hacer por amor, si no lo quieres hacer como un ser espiritual, entonces hazlo de una manera obligada, sabiendo que si no lo haces, Dios tampoco te va a perdonar a ti; yo puedo entender el contexto de la Escritura, de que nuestro Dios quiere que seamos verdaderos seres espirituales, y nuestro Señor conjuga además, este problema del corazón de nosotros con algo importante.

Versículos 23-25a Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. 24Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. 25Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno.

El Señor entrelaza todo, ¿ tienes fe de que Dios te pueda bendecir? Entonces debes tener fe para perdonar, porque si no perdonas no vas a recibir lo que estás pidiendo en tu oración; si no tienes fe, entonces no habrá bendición para tu vida, es claro, así lo manifiesta el Señor. Dios no quiere que su pueblo tenga problemas entre sí, no quiere que esté peleado con los hermanos en la fe, no quiere que tengas molestias ni coraje, no quiere que haya problemas en tu corazón.

Mateo 5, 23-24a Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24deja allí tu ofrenda delante del altar.

Si estás en el altar y te acuerdas que tienes un problema contra alguien, deja tu ofrenda y reconcíliate con tu hermano, y de acuerdo a la Escritura de Marcos 11:25, anda y perdona a tu hermano; que eso que tú tienes en contra de él, tu se lo perdones; si estás molesto, estás enojado, porque sientes que tu hermano te hizo algo, sientes que te ofendió, te lastimó, te hirió, hizo cualquier cosa en contra de ti que lastimó tu corazón; bueno, perdónalo. No me ha pedido perdón porque es un soberbio. Muchas ocasiones nuestros hermanos ni siquiera saben cuando nos hicieron algo, muchas de las lesiones los demás nos las han hecho sin saberlo.

Todo es tan sencillo como dice la Palabra, a los antiguos se les enseñó le ley y se les dijo no matarás, nuestro Señor Jesucristo hoy viene con una nueva ley para una nueva criatura; una nueva ley que tú puedes cumplir en el Señor con el poder de su Espíritu Santo, y Dios quiere que tú lo hagas; si no perdonamos, si no nos reconciliamos con los hermanos de la fe que son de la mima familia espiritual que nosotros, si no nos reconciliamos aún con nuestros familiares que han sido comprados con la sangre de nuestro Señor Jesucristo, ¿cuándo podremos poner por obra lo que dice el Señor?

Mateo 5,44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen.

¿Cuándo lo podré poner por obra si no puedo perdonar a un hermano en la fe? Son varios aspectos que nos pide el Señor, cuándo podré cumplir con tener amor por lo enemigos y orar por alguien que me está lastimando, ¿cuándo lo podré hacer si no he tenido la capacidad de decirle a un hermano que me lastimó y que lo perdono, si no tengo la capacidad de reconciliarme con ese hermano?
¿Estás enojado con algún hermano en la fe, te enojan tus actitudes, su forma de hablar, su forme de mirar, su presencia? ¿A alguien le has dicho necio, fatuo, le has insultado? Tal vez no te ha oído, pero lo has pensado, si es así, eres culpable de juicio dice la Palabra, y el Señor así no te puede recibir, no puede recibir la ofrenda que tu traigas al altar, así no se puede fortalecer tu relación, tu comunión con Él, así tu oración va a encontrar una gran barrera, un gran obstáculo, necesitas perdonar, necesitas reconciliarte.

Yo sé que no te ha pedido perdón, pero no necesita pedirte perdón, tú necesitas ejercer el perdón y decir: Padre, lo perdono, perdono esto que me hizo, perdono que me lastimó, lo perdono porque quiero estar en una estrecha relación contigo, porque quiero vivir contigo por la eternidad, no quiero ser culpable de juicio, quiero que tu amor y misericordia se manifiesten en mi vida. Y perdona, reconcíliate con él porque solo así será recibida tu oración, habrá un fluir maravilloso y verás la gloria de Dios, pero tienes que reconcíliate.