Ante las amenazas y ataques constantes del enemigo a todo lo que huela a Cristo, la deskerigmatización de los católicos es tristemente palpable. Hoy más que nunca, la proclamación del primer anuncio es más que apremiante. He aquí un grano de arena para coadyuvar en la ardua tarea a la que el documento de Aparecida nos exhorta a cumplir a todo bautizado.