Para entender el significado de la liturgia, es muy importante primero que recordemos lo que celebramos en ella. Estamos tan acostumbrados a ir a misa, y los monaguillos están tan acostumbrados a ayudar en ella, que algunas veces se olvida lo importante que es lo que estamos celebrando.
En
la liturgia celebramos el Misterio de Cristo, pero, ¿qué quiere decir esto
exactamente? Como sabemos, el hombre abandonó a Dios tras desobedecerle en el
paraíso, y Dios, en vez de olvidarse de nosotros, estableció una Alianza con su
Pueblo. Esta Alianza culmina con la venida de Jesucristo. Dios estableció un
plan en el que su propio Hijo vendría al mundo, haciéndose hombre y muriendo en
la cruz y, de esta manera, nos abriría las puertas del cielo.
Este
es el gran Misterio. “Cristo con su muerte, destruyó nuestra muerte, y con su
resurrección, restauró nuestra vida”. Gracias a la liturgia podemos anunciar
este gran acontecimiento para que todos los hombres sepan que Cristo ha venido
a salvarnos.
La Palabra Liturgia
Liturgia viene de la palabra griega “Leitourgia” que a su vez está compuesta de “Leitos” que significa popular, del pueblo y “Ergon” que significa obra. Por tanto, se refiere desde hace mucho tiempo a una obra que pertenece a la comunidad y no de utilidad privada.
* En la iglesia la liturgia es el culto público que damos a Dios.
* La liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la iglesia y al mismo tiempo la fuente de donde nace toda su fuerza.
*Toda celebración litúrgica es acción sagrada por excelencia, porque es obra de Cristo. Jesús es quien dirige la liturgia.
Por
lo tanto, la palabra significa “obra o quehacer público”, “servicio de parte de
y a favor del pueblo”. Quiere decir que, nosotros los hombres, tomamos parte y
ayudamos a Dios en su obra. Es decir, en la misa no sólo recordamos todos
juntos que Cristo un día nos salvó, sino que los hombres ayudamos a Dios en
esta gran misión de la salvación.
Cada
misa revivimos el sacrificio con el que Cristo nos abrió las puertas del cielo.
Además, rezamos juntos unos por otros, conocemos mejor el Evangelio, aprendemos
el camino para ser santos y damos a conocer a los que no saben esta Buena Nueva.
1. INTRODUCCIÓN A LA
LITURGIA
¡Por
eso es tan importante nuestra labor como acólitos, lectores, ministros y coros!
Si vivimos la celebración eucarística sabiendo que ayudamos a Dios a salvar a
los hombres en cada misa, nos esforzaremos mucho más por prepararnos mejor y hacer
nuestro trabajo con responsabilidad y mucha ilusión.
La Liturgia: fuente de
Vida, Oración y Catequesis
La
liturgia, obra de Cristo y de la Iglesia, es un signo visible de la comunión
entre Dios y los hombres. Por ello, la vida litúrgica implica una participación
consciente y activa de TODOS los que nos reunimos para vivir en comunidad, orar
y evangelizar.
Es
en la liturgia en donde debemos encontrar la fuerza para ser santos y ayudar a
Jesús (a través de la Eucaristía) a salvar a los hombres y transformar sus
corazones. En resumen, la misión de los que ayudamos en misa es muy importante
ya que somos los que estamos en primera línea ayudando al sacerdote en la
vivencia de la vida litúrgica y tenemos que transmitir su importancia a todos
losvfieles de nuestras Iglesias.
Algunas Definiciones
Para
comenzar a entender lo que es la liturgia, veamos algunas definiciones:
* L.
Beaduin: “La liturgia es el culto de la Iglesia”. Esto es el primer esbozo de
la teología litúrgica.
* O, Casel: “La liturgia es la acción ritual de la Obra salvífica de Cristo, o sea, es la presencia, bajo el velo de los símbolos, de la Obra Salvífica de la Redención”. Aquí se toma lo dicho anteriormente y se integran otros componentes, llamándoles componentes esenciales de la Celebración o Misterio:
* La existencia de un acontecimiento primordial de salvación.
* La presencia del mismo acontecimiento por medio de un rito.
* Gracias a la presencia ritual, cada hombre en cada tiempo, actúa como propio el acontecimiento primordial de Salvación.
* Pío Xll, en “Mediator Dei“: “Culto público que Nuestro Redentor, Cabeza de la Iglesia, tributa al Padre y que la Comunidad de los fieles tributa a su fundador, y por medio de Él al Padre”, o más brevemente: “La Liturgia es el culto público total del cuerpo místico de Cristo, cabeza y miembros”. Esta definición surge en un período difícil y de mucha controversia, donde tiende a dejar de lado cualquier intento de novedad en lenguas y ritos, recordando la fidelidad de la normativa litúrgica.
* Otro punto importante es, que la Liturgia, antes de ser acción de la Iglesia hacia Dios, es acción de Cristo en la Iglesia, de modo que la Iglesia primero es sujeto pasivo de la liturgia y luego pasa a ser sujeto activo. Por lo tanto, la liturgia es el elemento constitutivo de la Iglesia no proviene de una ley, sino de la Misión Apostólica.
* Concilio Vaticano ll: “La Liturgia se considera como el ejercicio de la función sacerdotal de Jesucristo, en la que, mediante signos sensibles, se significa y se realiza, según el modo propio de cada uno, la santificación del hombre y así, el Cuerpo místico de Cristo.
Lo que no es Liturgia
— La liturgia no es un espectáculo sagrado, un culto exterior: Esto sucede
cuando solo nos preocupamos por lo externo, es decir el arreglo de las flores,
la ubicación de los monaguillos, etc, olvidándonos de que es obra de Cristo.
— No es liturgia el cumplimiento legal de unos ritos: Muchas veces solo vamos
a la iglesia por cumplir, por tradición, porque me toca participar como
monaguillo, porque me toca llevar las ofrendas, porque me obligan mis padres
etc.
— La liturgia no es un culto privado: No se trata de una vida espiritual
individual en la cual cada quien busca la realización de sus gustos y hasta procura
realizarlos en privado.
Recuerda:
·
La liturgia es acción
Comunitaria debemos sentirnos como Familia.
·
La liturgia es un
encuentro con Cristo, es el culto que damos a Dios
·
Es obra de Cristo.
Celebración de vida
Siempre,
en los diversos ámbitos de nuestra vida existirán motivos papa celebrar; ya sea
cumpleaños, bautizos, aniversarios, fiestas de fin de curso, navidad, año
nuevo, matrimonios, etc. Celebramos lo que es importante en nuestra vida,
invitamos a otros no para que nos festejen o celebren, sino a participar de un
acontecimiento singular, los invitamos a Celebrar juntos.
La
verdadera celebración está impregnada de la vida y genera vida. Es un acto
vital por excelencia, en donde Dios se hace presente por medio del amor, la
alegría y la fraternidad. Los cristianos también buscamos la celebración como
una acción de nuestra vida, lo hacemos a través del encuentro fraternal con las
personas que integran la comunidad y con Cristo Resucitado.
Lo
característico de la celebración es que todos participen. Nadie es celebrado
(sólo cuando está muerto). Así como en una fiesta de cumpleaños todos deben ser
sujetos de la celebración, lo mismo ocurre con la Eucaristía: no es sólo el
sacerdote quien celebra, la celebración es obra de todos. Hay que revelarse
contra la pasividad, la asamblea no puede estar reducida a preguntas y
respuestas.
La
celebración es una actitud vital, un modo de estar insertado en la realidad y de
relacionarse con ella. El que tiene espíritu festivo irradia alegría, deseos de
vivir; esto provoca y crea un ambiente de fiesta.
La Fiesta es vida
Vemos
que al hablar de fiesta no es tan fácil definirla, ya que podemos decir que la
fiesta es absolutamente vital para la vida humana. Como una afirmación exuberante
de la vida que exige un contraste con la monotonía de ritmo diario.
Juan
Mateos define la Fiesta como: “La expresión comunitaria, ritual y alegre de
experiencias y anhelos comunes, centrados en un hecho histórico pasado y
contemporáneo” Podemos decir, que por experiencia propia las fiestas siempre
tienen un motivo y un contenido, no es un rito vacío, algo sin sentido. Al
contrario, es un acto vital, un modo de estar en el mundo.
Cuando
estamos en fiesta manifestamos intensa y singularmente nuestro modo de vivir,
ponemos en común nuestro sentimiento; se hallan todas las personas y las cosas
que están junto a nosotros y celebramos con gozo y alegría.
Celebrar
o hacer fiesta es un acto de afirmación del mundo y de vida: “La fiesta auténtica
es una afirmación, un sí a la vida, un juicio favorable sobre nuestra
existencia y la del mundo entero, por eso para poder celebrar una fiesta, la
vida tiene que tener sentido; si la existencia se considera como un absurdo,
como una mera frustración, celebrarla resulta imposible” (J Mateos, Cristianos
en fiesta, Ed. Cristiandad, pág. 254).
La
fiesta es un acontecimiento, tanto por su preparación como por su forma de realizarse.
Es un acontecimiento extraordinario que se diferencia de otros, y eso lo
manifestamos en gestos muy festivos: el baile, la música, los juegos, los
saludos. Hoy en día son muchos los que han reemplazado la fiesta por la
diversión. Basta con analizar algunas fiestas. La cosa es pasarlo bien como
sea, compramos algo para tomar, un poco de música y listo... y así va degenerándose
la fiesta verdadera, viene el exceso, la borrachera, el huir de la realidad, el
mal humor, la grosería y la ordinariez.
Esto, sin lugar a dudas NO es afirmación de la vida, sino evasión, no crea unión, sino vacío y soledad. En la fiesta sucede todo lo contrario, la fuente de ella está en la apertura, en la sensibilidad, en la capacidad para atender al otro. LA FIESTA SE VIVE.
La Eucaristía es una
Fiesta
“La
liturgia es la fiesta de la comunión eclesial. En la cual el Señor Jesús, por
su misterio pascual, asume y libera al Pueblo de Dios y por él a toda la
humanidad, cuya historia es convertida en historia salvífica para reconciliar a
los hombres entre sí y con Dios” (Puebla 918).
La
liturgia, dice Puebla, es una fiesta. La fiesta litúrgica es la afirmación de
la vida desde el sentido nuevo que nos ha dado Cristo. Es la Celebración de la
fe, de la alegría y del gozo de la resurrección. Es la gran fiesta de la unidad,
de tener algo en común, de crear nuevos lazos de vida comunitaria. La
eucaristía es la fiesta de la Pascua del Señor. No se trata de una simple expresión
de vitalismo, ni siquiera de la alegría que brota de sentirse en fraternidad.
La raíz de la fiesta litúrgica es el Paso del Señor que así como pasó una vez y
se comprendió hasta la muerte y resurrección, así sigue pasando ahora, para
asumir y liberar por su muerte y resurrección la historia del pueblo de Dios y
conducirla a la plenitud del Reino.
La comunidad cristiana no puede vivir sin la fiesta de la eucaristía, lo mismo que la eucaristía no puede tener lugar sin la comunidad. Este es el lugar privilegiado para encontrarnos como hermanos, para celebrar en un ambiente festivo nuestra Fe. Esto es bueno como teoría, pero veamos la realidad:
— ¿Son de hecho las eucaristías dominicales una fiesta?
— ¿Sentimos el corazón en fiesta cuando participamos en ellas?
La
verdad es que existen muchas dificultades. Hay desconocimiento de lo que se celebra
y de lo que significa la auténtica fiesta, mucha gente va a misa los domingos
porque así está mandado, otros van por rutina. Se ve poca participación, ya sea
en los cantos, las oraciones o las lecturas. Cabe destacar aquí el esfuerzo de muchas
comunidades juveniles que cada día van aportando su creatividad y van dando más
colorido, más vida y alegría a nuestras celebraciones litúrgicas.