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martes, 29 de abril de 2025

ORACIÓN POR LA FAMILIA



La importancia de las oraciones por la familia

 

Las oraciones por la familia tienen un papel fundamental en el fortalecimiento de los vínculos familiares y en la búsqueda de la unidad. A continuación, exploraremos la importancia de estas oraciones y cómo pueden ayudarnos en nuestro día a día.

¿Por qué es importante orar por la familia?

Orar por la familia nos permite conectar con Dios y pedirle su protección, guía y bendiciones para nuestros seres queridos. Al hacerlo, estamos reconociendo que no podemos controlar todas las circunstancias ni resolver todos los problemas por nuestra cuenta, sino que necesitamos la ayuda divina.

Además, las oraciones por la familia nos ayudan a fortalecer el amor, la comunicación y la unidad familiar. Cuando nos tomamos el tiempo para orar juntos, estamos fomentando la intimidad espiritual y emocional entre los miembros de la familia, lo cual puede mejorar nuestras relaciones y construir la confianza mutua.

¿Cómo hacer oraciones por la familia?

Existen diversas formas de hacer oraciones por la familia. Algunas sugerencias incluyen:

Oraciones diarias en familia: Establecer un momento diario para orar juntos como familia, ya sea por la mañana, antes de acostarse o en cualquier otro momento conveniente.

Oraciones individuales: Además de las oraciones en conjunto, cada miembro de la familia puede tomarse un tiempo para orar por sus propias necesidades y las de los demás.

Oraciones en momentos difíciles: En momentos de crisis, enfermedad o conflictos familiares, es especialmente importante unirse en oración para buscar fortaleza y dirección.

Oraciones de gratitud: No solo debemos pedir a Dios, sino también agradecerle por las bendiciones recibidas. Incluir momentos de gratitud en nuestras oraciones nos ayuda a mantener una actitud positiva y valorar lo que tenemos.

Beneficios de las oraciones por la familia

Las oraciones por la familia no solo tienen un impacto espiritual, sino que también pueden tener beneficios emocionales y psicológicos. Algunos de estos beneficios incluyen: 

Fomento de la empatía y la compasión: Al orar por las necesidades de nuestros seres queridos, desarrollamos una mayor sensibilidad hacia sus dificultades y sufrimientos, lo cual puede fortalecer nuestra conexión emocional.

Aumento de la paz y la armonía: Las oraciones por la familia pueden ayudar a reducir el estrés y la ansiedad, promoviendo un ambiente más tranquilo y pacífico en el hogar.

Fortalecimiento del sentido de propósito: Al reconocer que estamos en manos del poder superior de Dios y que nuestras vidas tienen un propósito divino, podemos encontrar mayor significado y dirección en nuestras acciones diarias.

Creación de un legado espiritual: Al transmitir el valor de la oración a las generaciones futuras, estamos construyendo un legado espiritual y fomentando la continuidad de la fe en nuestra familia.

En resumen, las oraciones por la familia son una poderosa herramienta para fortalecer los lazos familiares, cultivar la unidad y buscar la guía divina en nuestra vida cotidiana. No importa cuál sea nuestra tradición religiosa, todos podemos beneficiarnos de la práctica de la oración en familia.

 


Ahora sí, la oración:

ORACIÓN POR LA FAMILIA

 Señor, te presento a mi familia delante de ti, y te pido que los bendigas con tu amor y protección. Que cada miembro de nuestra familia pueda encontrar salud física, emocional y espiritual. 

Te pido que guíes nuestros pasos y nos des sabiduría para tomar decisiones acertadas en nuestra vida familiar. Ayúdanos a ser pacientes, comprensivos y amorosos unos con otros, fortaleciendo así nuestros lazos familiares.

Padre, te pido que bendigas nuestro hogar con tu paz y armonía. Que en nuestro hogar siempre reine el respeto mutuo y la unidad. Permítenos ser un refugio seguro donde cada uno pueda encontrar consuelo y apoyo en momentos de dificultad. 

Te ruego que bendigas nuestras relaciones familiares, que podamos comunicarnos de manera efectiva y sincera, fomentando así la confianza y el entendimiento entre nosotros.

Señor, te pido que bendigas a nuestros hijos. Dales discernimiento para tomar decisiones correctas y protégelos de cualquier peligro o influencia negativa. Ayúdalos a crecer en sabiduría y en favor contigo y con los demás.

Te pido también por aquellos miembros de nuestra familia que están lejos, que los guardes y los bendigas en todo momento. Permíteles sentir nuestro amor y apoyo, aunque estemos separados físicamente.

Padre celestial, te agradecemos por tu amor incondicional y por bendecirnos como familia. Te pedimos que sigas guiándonos y bendiciéndonos en cada etapa de nuestras vidas. En tu nombre, amén.

(Se puede terminar esta oración con el rezo de Padre Nuestro, Ave María y Gloria).


EL ENOJO DEL GLOBO

MATERIALES: 
Globos, uno para cada integrante del grupo.
Marcadores de colores.

 Reparte a todos un globo desinflado. Seguramente haya muchos que sepan inflarlo con mayor facilidad, así que invita a esos a pasar al frente y tratar de inflar su globo. 

Cuando los hayan inflado, luego indícales que les dibujen un rostro, algunos globos podrían tener una cara enojada y otros una sonriente. Luego de que se diviertan tratando de inflar los globos y dibujándoles rostros, infla el tuyo, dibuja en él un rostro enojado y llévalo casi hasta el punto de explotar. 
En este punto de la dinámica hay que explicar que la ira es como un globo que se hincha: cuando estamos enfadados, el globo se hincha y se hincha, y cuando explota es cuando se pierde el control, y decimos y hacemos cosas de las cuales vamos a arrepentirnos. 

Ahora... sin avisarle a nadie, de repente, para que se sorprendan ¡haz explotar el globo! 

 Conectemos: Pregúntales: ¿A quién le gusta escuchar el estruendo de un globo que explota? 

 Por eso, hay que evitar explotar como el globo, y cuando notemos que vamos a explotar como un globo, debemos retroceder. 
 Agarra otro globo, vuelve a inflarlo y cuando esté bien grande comienza a sacarle aire para así mostrar que podemos retroceder en nuestro enojo con solo respirar y desinflarnos para no reventar. 
Luego de hacer esta práctica, pregunta lo siguiente: 
¿En qué situaciones han sentido que son como «globos» y deben soportar o tolerar algo? 
¿Qué pasó luego de que se enojaron tanto? 

 JUEGOS CON PROPOSITO 

Ahora que algunos platiquen de alguna vez que se enojaron, por qué se enojaron, si se pudieron controlar o exploraron. ¿Cómo se les pasó el enojo? 

Explícales: 
- Cuando el enojo es mucho y la frustración es grande, terminamos diciendo cosas que no queríamos decir. 
- Cuando estemos a punto de estallar, busquemos la guía de Dios y recordemos qué cosas Él espera de nosotros. 

 Leamos juntos: 
Efesios 4:26 "Enójense, pero sin pecar; que el enojo no les dure hasta que llegue la noche". 

 Pregúntales a todos: ¿Cómo sería enojarse sin pecar? 
 Después de algunos comentarios, 
lean: 
Salmo 37:8 
Romanos 12:18-19 
Proverbios 15:1 
Efesios 4:31



viernes, 25 de abril de 2025

KERIGMA TEMA 11. CRECIMIENTO Y TRANSFORMACION EN CRISTO


 Objetivo del tema: El recién nacido debe dejar crecer la vida de Dios en él.

Hemos sido como niños recién nacidos, criaturas nuevas en Cristo Jesús. Lo peor que nos podría pasar ahora, seria quedarnos niños y no crecer.

Si nacimos en Cristo, ahora crezcamos en él hasta su estatura. Esto no significa otra cosa que dejarnos inundar más y más por la vida de Dios, que su gracia nos vaya transformando y que Cristo crezca mientras nosotros disminuimos (Jn 3,30).

Dios no ha terminado su trabajo con nosotros. Apenas si lo ha comenzado. Su plan es que nosotros reflejemos el rostro de Cristo, así como Cristo refleja el suyo. Dios necesitó un solo segundo para perdonarnos, pero necesita toda nuestra vida para transformarnos. Es una tarea continua; un proceso.

En la ciudad de Taxco hay muchos plateros que hacen verdaderas obras de arte con todo tipo de artículos de plata. Cuando un obrero está trabajando una bandeja del metal, la tiene que pulir y pulir hasta que su rostro se refleje con toda claridad y nitidez en la misma. De esa misma manera es la obra de Dios en nosotros. Él nos va puliendo y purificando hasta que en nosotros se refleje el rostro de Cristo.

Así pues, de manera sencilla podemos decir que el crecimiento en Cristo, es ir siendo más Jesús, más llenos de su Espíritu; dejar que Él ame, sirva y testifique a través de nosotros. En fin, que crezca la vida de Jesús en nosotros.

Este crecimiento se manifiesta de dos maneras:

A.- Viviendo las bienaventuranzas

Las Bienaventuranzas no son mandamientos ni obligaciones. Son el Evangelio puro. Es la obra de santificación que el Espíritu va haciendo en nuestra vida. Leer Mateo 5,1-12.

— Los pobres de espíritu: No actúan buscando riquezas ni intereses egoístas. Al contrario, están dependiendo sólo de Dios y están totalmente disponibles para servir al hermano.

— Los mansos. Ellos poseen los bienes materiales según el orden divino; sin codicia ni violencia, pero con la fortaleza que les hace responder con tranquilidad y firmeza a las situaciones de pecado.

— Los que lloran: A la luz de Dios captan la grandeza y la miseria del hombre, y, por tanto, la profunda necesidad que existe de salvación en la sociedad y sus estructuras, clamando por un mundo nuevo.

— Los que tienen hambre y sed de justicia: Pero no solo de la justicia humana, sino que buscan y trabajan eficazmente por la justicia de Dios que no está basada en la ley sino en el amor. Promotores activos de todo lo bueno, justo y honorable, para que el hombre llegue a ser lo que Dios quiere en el orden económico, político y cultural.

— Los misericordiosos: Haciendo suyas las miserias de los demás, los comprenden y pueden dar pasos efectivos para remediarlas.

— Los puros de corazón: Siendo libres de los criterios mundanos y los intereses partidistas o egoístas, para establecer los valores evangélicos en cualquier ambiente o estructura.

— Los buscadores de paz: Siembran frutos de justicia y de paz, proclaman palabras de vida, actúan con poder, destruyen las obras de pecado y colaboran a instaurar la paz mesiánica que es el cúmulo de todas las bendiciones de los tiempos nuevos.

— Los perseguidos: Si al Justo Cristo le persiguió el mundo injusto y sus secuaces, al siervo le pasará lo mismo que a su amo. Pero esto no hará sino crucificarlo con Cristo para absorber en su carne el mal que corrompe a la humanidad y de esa manera liberar el mal que pervierte las relaciones de los hombres.

Pero, ¿Quién puede hacer todo esto? Nadie, ciertamente. Es imposible para las fuerzas del hombre, aunque tenga buena voluntad, y comprometa en ello todos sus esfuerzos. Sin embargo, es posible para Dios. Esto es lo que Él quiere en nosotros. Fiel es quien nos ha llamado, quien ha iniciado en nosotros la obra, Él la terminará. ¿Qué es lo que nos toca a nosotros hacer? El segundo paso:

B. —Viviendo la fe

Sabiendo lo que Dios quiere y puede hacer en nosotros, debemos lanzarnos a actuar conforme a lo que creemos. La fe o se vive, o se pierde; o se vive, o no es fe.

La fe se debe manifestar en hechos y circunstancias concretas. Si nosotros sabemos y creemos que Dios quiere hacernos vivir las Bienaventuranzas hemos de lanzarnos en fe a vivirlas, apoyados en sus promesas, llenos del poder de su Espíritu, seguros que nuestra Iimitación no es más grande que su Poder.

Dios nos pide dar pasos en la fe, y si caminamos en fe veremos la Gloria de Dios, es decir, la salvación en todos los campos de la vida humana. Entonces seremos testigos de que suceden cosas mucho más allá de las débiles fuerzas de los hombres. Sólo si creemos y vivimos lo que creemos, veremos las maravillas de Dios.

Lo importante es creerle más al Señor que a los criterios mundanos manifestados en la televisión, la prensa, el internet o el decir de la gente. Y porque le creemos confiamos plenamente en Él y dependemos sólo de la Fuerza que viene de lo Alto, su Santo Espíritu, para llevar a cabo la obra que a los ojos del mundo parece locura, pero que manifiesta la sabiduría de Dios.

La fe es certeza en Dios y en su fidelidad. Es seguridad en sus promesas. Es vivir conforme a lo que creemos y tener la experiencia de la fidelidad de Dios que cumple sus promesas. Esta fe se vive en todos los ámbitos de la existencia humana y sus relaciones con la creación: en el terreno personal, comunitario y social, en el área política y económica, en los aspectos laborales y religiosos. En fin, en toda la vida y en cada momento. 

María, modelo de crecimiento en Cristo

— Ella es la esclava del Señor que se dejó modelar por el Espíritu Santo. El poder del Altísimo la cubrió con su sombra y formó en ella a Cristo.

— La bienaventurada por vivir de la fe, la confianza y el abandono total a la voluntad de Dios.

— La que sirve a los necesitados: Isabel, los novios de Cana, el discípulo amado...

— La que está siempre con Jesús y bajo Jesús, colaborando en la obra de la salvación.

— La que permanece junto a la cruz de su Hijo.

— La que ora y se abre al Espíritu en Pentecostés.

— La bienaventurada, no por lo que ella hizo por el Señor, sino por las maravillas que hizo en ella el Todopoderoso.

Cristiano no es el que dice: "Señor, Señor", sino el que cumple con la voluntad de Dios. Cristiano no es el que se dice tal, sino el que deja a Cristo vivir en él y llega a decir: Ya no soy yo, es Cristo quien vive en mí: Gal 2,20.


miércoles, 16 de abril de 2025

Oración por una curación milagrosa

 

Éxodo 23,25  "Ustedes servirán al Señor, su Dios, y él bendecirá tu pan y tu agua. Yo apartaré de ti las enfermedades".

Querido Señor, Tú eres el dador de vida.

En ti solo hay cosas buenas

 En ti están la misericordia y el amor.

 En ti está la sanidad de las naciones.

En ti está la libertad de preocupación y la libertad de dolor.

Señor Todopoderoso, estás lleno de misericordia y gracia. 

En ti se realiza toda curación.

Tú, Señor, eres el hacedor de milagros. 

En tu espíritu, tu don de sanación está vivo.

En ti Señor podemos poner nuestra confianza en que tú puedes sanarnos,

y protégenos del enemigo y de la muerte de nuestra alma.

Tú, Señor, eres hacedor de milagros para los enfermos y las almas perdidas.

Ayúdanos a poner nuestra confianza en Ti.

Tú, Señor, eres el médico más excelente.

Sanas, proteges, cuidas, amas,

Eres amable, eres paciente, eres bondadoso, eres una fortaleza. 

Tú, Señor, eres nuestro Creador.

Tú conoces nuestros pensamientos, nuestros suspiros y nuestros llantos.

Eres maravilloso y haces todo lo bueno por nosotros.


Pongo en tus manos mi vida.

Toca mi mente, sana mi mente,

 toca mi alma, sana mi alma,

toca mi espíritu, sana mi espíritu, 

toca mi cuerpo, sana mi cuerpo.

Sánanos, Señor, si es Tu voluntad.

 

Amén.


domingo, 13 de abril de 2025

KERIGMA TEMA 10: LLENOS DEL ESPIRITU, SUS FRUTOS Y CARISMAS





Objetivo del tema: Mostrar que la Vida Nueva se manifiesta por sus frutos, los cuales hay que buscar y practicar.

Un árbol bueno, cuando crece, da frutos buenos. Si no, se le corta, se le echa fuera, y se le quema. Pero si da fruto, se le cuida, poda y abona para que dé más fruto.

Así como un manzano da manzanas y una higuera da higos, los que hemos recibido el Espíritu Santo debemos manifestar los frutos del Espíritu. Si en verdad el Espíritu Santo esta" en nuestros corazones se deben manifestar frutos de santidad en nuestras personas.

Dios, como sembrador, plantó ya su Buena Semilla (El Espíritu Santo) en una tierra que Él mismo preparó (en nosotros). Él la regó con Agua Viva y la abonó con la Sangre preciosa de su Hijo. Ahora, naturalmente espera que dé mucho fruto y un fruto que permanezca. Pero los frutos que Él espera son los frutos de la semilla que Él sembró; no de ninguna otra.

San Pablo nos dice claramente cuáles son los frutos del Espíritu:

El fruto del Espíritu es amor, alegría y paz; generosidad y comprensión de los demás; fidelidad y bondad; mansedumbre y dominio propio: Gal 5,22-23.

Por otro lado, los frutos de las cizañas plantadas por el enemigo son:

Fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordias, celos, iras, rencillas, divisiones, sectarismos, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes: Gal 5,19-21.

El árbol se conoce por sus frutos. Si estamos llenos del Espíritu, vivamos según el Espíritu y no según las tendencias de la carne y los criterios mundanos. Lo importante ahora para nuestra vida, no es el haber recibido una vez el Espíritu Santo, sino vivir de una vez para siempre, todos los frutos del Espíritu. ¿En verdad se están manifestando estos nueve frutos del Espíritu? Cuando en la primitiva Iglesia se tuvo necesidad de siete servidores, los Doce Apóstoles dijeron a la comunidad de creyentes:

Busquen a siete varones llenos del Espíritu Santo.

Hech 6,3.

La comunidad rápidamente los encontró y les presentó a los Apóstoles. Es que a estos siete hombres se les notaba tan claramente que estaban llenos del Espíritu Santo que fácilmente fueron identificados.

La gloria de Dios está en que demos mucho fruto. De una manera especial deben aparecer en nosotros los frutos que Dios reclama a su pueblo desde hace 28 siglos a través de su profeta Miqueas:

Se te ha declarado, oh hombre, lo que Dios te pide: —Practica la justicia —Ama misericordiosamente —Camina humildemente con tu Dios: Miq 6,8.

— Practica la justicia: Otro fruto del Espíritu es el vivir la justicia en todas nuestras relaciones económicas y sociales. La fuerza del Espíritu Santo debe llegar a invadir el campo social y comunitario de nuestra vida. Implantar la justicia de Dios en este mundo, en el ambiente y estructura donde nos encontramos, es tarea de todo hombre lleno del Espíritu. No se trata de que seamos justos nada más en el fondo del corazón sino que practiquemos y sembremos la justicia efectivamente.

— Ama misericordiosamente: Sobre todo en este fruto se conoce a los discípulos de Jesús: Jn 13,34.

Ámense los unos a los otros como Yo los he amado: Jn 15,13.

Antes no éramos capaces de amar como Cristo, pero ahora sí podemos, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado: Rom 5,5.

— Camina humildemente con tu Dios: La presencia del Espíritu Santo en nuestra vida nos va haciendo más y más conscientes de nuestra debilidad y que sin Él nada es posible. No somos sino siervos y nunca mejores o superiores a los demás.

San Pablo, por su parte, llega al terreno práctico y nos muestra tres formulas para vivir la vida del Espíritu:

A. —No extingan el Espíritu: leer 1 Tes 5,19.

B. —No entristezcan al Espíritu: leer Ef. 4,30.

C. —Permanezcan llenos del Espíritu: leer Ef. 5,18.

Nuestros primeros hermanos en la fe, vivían de manera extraordinaria todo este programa porque se podían ayudar los unos, a los otros. El libro de los Hechos de los Apóstoles nos da testimonio de ello. Sobre todo en Hech: 2,42, se nos dice cómo le hacían:

Perseveraban en la comunidad, en la Enseñanza de los Apóstoles, en la Fracción del pan, y en las Oraciones.

a. —La Enseñanza de los Apóstoles. Esta enseñanza, como la de Jesús, era para vivir la fe las veinticuatro horas del día. No era tanto una doctrina teórica, sino ante todo la forma como un creyente se debía conducir en el mundo. Enseñanza basada en la Palabra del Señor. Todo recién nacido debe alimentarse de la Palabra de Dios contenida en la Sagrada Escritura. La Biblia no es un libro que hable de Dios, sino Dios mismo hablándonos. La Biblia no es un libro, es una Persona, la Persona misma de Dios que se revela y entrega a los hombres. Enseñanza también del misterio de Dios y de su obra salvífica en la historia. 

b. —Las Oraciones. Una de las primeras palabras que se le enseña a decir a un niño es "papá". Un recién nacido en el Espíritu debe igualmente aprender a decir "Papá" a Dios. Sin esta continua relación filial con Él, el Espíritu en ti se irá apagando y terminará por extinguirse. La oración personal es absolutamente necesaria para continuar en el camino del Señor. Sin ella se va enfriando el amor a Dios, no se adquiere nunca su sabiduría y se debilita su poder en nosotros. La oración comunitaria o litúrgica es igualmente indispensable. En ella se manifiesta la unión del pueblo de los redimidos, que, juntos, con Cristo a la cabeza, dan todo honor y toda gloria al Padre de los cielos. La oración personal debe promover en nosotros el gusto y el interés por la oración comunitaria y litúrgica, mientras que ésta a su vez, debe hacer crecer las ansias de un contacto más íntimo y personal con el Señor. 

c. —La Fracción del Pan. La Eucaristía es la fuente y el culmen de la evangelización. Los cristianos, ya marcados con el sello del Bautismo y la Confirmación encuentran su inserción plena en el Cuerpo de Cristo al recibir la Eucaristía. La Asamblea Eucarística es el centro de la comunidad cristiana. (Presb. Ord. 5). EI Bautismo es la fuente de la vida cristiana, la Confirmación su fuerza y la Eucaristía su culmen. Por eso, toda iniciación cristiana o renovación de esta iniciación debe culminar con la celebración del Misterio de la Eucaristía, en una vivencia continuada de la unión con Cristo, dentro del amor de la comunidad cristiana. La celebración de la Cena del Señor debe ser realmente una manifestación gloriosa de la muerte y resurrección del Señor, y una demostración eficaz de lo que anuncia y proclama. Por eso, debe tener las siguientes características: 

Kerygmatica: Verdadero anuncio de la muerte libradora de Jesús y proclamación efectiva de que está vivo en medio de su comunidad cristiana. 

Karismática: Donde se transparente con evidencia el carisma por excelencia, que es el amor, y se manifieste el poder de Dios que actúa entre los suyos a través de los dones espirituales. 

Koinonía: Donde se participe no solo del Cuerpo del Señor, sino también de todo lo que se es y de lo que se tiene, como ya lo proclamaba San Ireneo a finales del siglo segundo. El Espíritu Santo, cuando viene a nosotros, no llega solo, sino que viene con todos sus frutos. Estos frutos son el signo evidente de su presencia, y acción entre nosotros. Pero, aún más, viene con el rico cortejo de sus carismas para construir la comunidad cristiana. Estos carismas, son dones gratuitos de Dios, que reparte a quien quiere, para bien de todos. Por tanto, son más necesarios de lo que nos pudiéramos imaginar. A través de ellos tenemos la oportunidad de ser canales del amor y el poder del Espíritu, para bendecir a nuestros hermanos más necesitados.

Existe un sinnúmero de carismas que todos tenemos. Pero Dios ha querido regalar también carismas especiales que tienen un fin evangelizador, manifestando la presencia poderosa de Dios en medio de nosotros. Quien duda de los carismas de lenguas, profecías y curación no duda del poder de Dios, sino del amor de Dios. Estos carismas son para hoy y no sólo para el principio de la vida de la Iglesia, porque la Iglesia hoy sigue naciendo y extendiéndose en el mundo. Tal vez nunca han sido tan necesarios como hoy día. ¿Y quiénes somos nosotros para decirle a Dios: no quiero este o aquel carisma?

Dios quiere construir su pueblo a través de los carismas que edifican la comunidad. Quien se cierra a los dones del Espíritu ya se está cerrando al Espíritu de los dones y renunciando a ser instrumento del Señor para bendición de la comunidad.

A través de los carismas, experimentamos tanto el amor como el poder de Dios. Gracias a ellos testificamos que lo que es imposible para los hombres es posible para Dios. Ellos nos capacitan para lo que nosotros antes no podíamos hacer con nuestras solas fuerzas.

Por el uso de los carismas, nos convertimos en cooperadores en la construcción de la Iglesia de Jesús. Por eso no es lícito menospreciarlos ni reducirlos a unos cuantos. Quien niega cualquiera de los carismas no lo hace porque dude del poder de Dios. En realidad duda de su amor.

miércoles, 9 de abril de 2025

Oración al Justo Juez

 




La advocación del Justo Juez surgió del pasaje bíblico que narra cuando Jesús fue llevado a la presencia de Poncio Pilatos y a quien le dijo que su reino no era de este mundo.

También en el Evangelio de san Mateo se menciona que la esposa de Poncio Pilatos le envió un mensaje a su marido en el que le decía:

“No te mezcles en el caso de este hombre justo, porque, por Él había sufrido en un sueño la noche previa”.

Oración al Justo Juez: ¿en qué casos se le puede hacer una oración?

Se le hace una oración al Justo Juez para pedirle su protección de peligros y enemigos, para alejar a las personas que nos quieren hacer un daño. La envidia, el coraje y la frustración son emociones que pueden cegar a las personas y en su deseo de salirse con la suya, actúan de forma negativa.

Pero, ante una situación como éstas, es importante hacer una oración al Justo Juez, para pedir la protección y la fuerza necesarias para salir victorioso de ellas.


PRESIÓN DE GRUPO


Para hacer esta dinámica comencemos con la siguiente actividad:

En parejas haremos una «competencia de caras serias»: una persona debe hacer reír a la otra sin tocarla. Si durante un minuto no la ha hecho reír, el otro gana (podría haber eliminatorias hasta encontrar al campeón de hacer reír y al campeón de caras serias). Sería muy buena idea que saques fotos de los mejores momentos para ver juntos al final. Observemos que los hermanos que estaban intentando hacer reír a su compañero a como diera lugar, lo que estaban haciendo, podríamos decirlo de alguna manera, intentando influir en el otro. Influenciarlo. Presionarlo a hacer algo que él quería que el otro hiciera.

¿Cuánta gente allá afuera trata de influir en nosotros? ¿Nos tratan de presionar a hacer cosas?

Conectemos:

Las personas que están a tu alrededor influyen en tu vida —incluso sin que te des cuenta— simplemente al compartir tiempo contigo.

¿Saben qué es «influenciar»? Compartan entre todos lo que piensen que sea "influenciar"  y pongan algunos ejemplos. Los amigos o las personas que nos rodean pueden tener una influencia positiva. Quizás un compañero en tu clase de ciencias te enseñó un método fácil de aprender los nombres de los planetas en el sistema solar, o alguien en tu equipo de fútbol te enseñó a hacer un truco interesante con la pelota, o puede que admires a un amigo con el que siempre es agradable compartir tu tiempo y quieras parecerte a ella o a él; pero...

en esto de influir, hay algunos que nos tratan de influenciar para mal y nos insisten en que hagamos cosas inadecuadas, inaceptables, ilegítimas, injustas, ilegales, anticristianas y crueles.

Pensemos juntos en estas cosas negativas que otros pueden invitarnos a hacer. Compartan entre todos su reflexión.

Ahora Leamos  Éxodo 32:1-4

"Moisés no bajaba del cerro y le pareció al pueblo un tiempo largo. Se reunieron en torno a Aarón, al que dijeron: Fabrícanos un Dios que nos lleve adelante, ya que no sabemos qué ha sido de Moisés, que nos sacó de Egipto. Aarón les contestó: Saquen los aros de oro que sus mujeres, y sus hijos e hijas llevan en sus orejas, y tráiganmelos. Todos se los sacaron y los entregaron a Aarón. El los recibió y fabricó un ternero de metal batido. Entonces exclamaron: ¡Israel, aquí están tus dioses que te han sacado de Egipto!"

En este pasaje bíblico, la Biblia cuenta que Aarón, el hermano de Moisés, cedió una vez a la presión de su grupo. Fue cuando los israelitas lo rodearon para pedirle que les hiciera un dios. Otro díos distinto a Yahvéh. ¿Te lo imaginas? Estamos hablando del mismo hombre que había tenido el valor de enfrentarse al Faraón para declarar los mensajes de Dios (Éxodo 7:1,2,16). Sin embargo, Aarón no resistió la presión de su propio pueblo; se dejó influenciar por ellos para hacer algo muy malo, crearles un ídolo, al parecer, le fue más fácil enfrentarse al rey de Egipto que a sus propios compañeros.

Comenten este pasaje bíblico y compartan su enseñanza.







lunes, 7 de abril de 2025

Carta grupal


 

Actividad:

Arma grupos de 5 o 6 integrantes y entrégales una hoja

en blanco y un lápiz. Explícales que en esta primera parte

todos juntos le escribiremos una carta a un amigo que no

haya venido (quizás pueden aprovechar esta oportunidad

para escribirle a alguien que está enfermo o que hace algunas

semanas que no viene a la iglesia).

La consigna consiste en que cada uno debe escribir una frase

de saludo o aliento para esa persona y debe pasar el papel

para que la siguiente persona escriba su frase. Al finalizar,

todos firman la carta con sus nombres y el coordinador le hará llegar

esa carta dentro de un sobre a la persona.

Conectemos:

Una vez que terminan esta actividad, siguen con la segunda:

esta vez le escribiremos todos juntos una carta a Jesús.

La dinámica es la misma; cada uno pensará algo que quiere

decirle a Jesús (la hoja será una cartulina grande para que

quede pegada en el salón).

Leamos juntos:

Juan 10:11-16 "El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, porque es asalariado y no le importan nada las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor.

 

Salmos 100:3

Juan 10:27-30

1 Timoteo 2:5-6





domingo, 6 de abril de 2025

Oración pidiendo sanación

 



Padre santo y Padre bueno, gracias por tu bondad para con todos nosotros. Gracias por todas las cosas buenas que nos has concedido a lo largo de nuestra vida. Me acerco a ti, Señor, para pedir que les concedas salud a aquellos que sufren alguna enfermedad en este momento. Señor, te pido que tu mano poderosa llegue hasta cada uno de ellos, concediéndoles alivio para sus dolores y ánimo para el espíritu.

Hay niños, jóvenes y adultos sufriendo ahora mismo por causa de enfermedades y dolencias fuertes. Muéstrales tu misericordia, Señor. Alivia el pesar y el dolor que sienten. Gracias, Señor, porque tú nos escuchas cuando clamamos a ti. Por favor, atiende el clamor interno de los que se sienten demasiado débiles por causa de la enfermedad. Dales nuevas fuerzas. Que ellos puedan sentir tu presencia y la paz incomparable que viene de ti.

Sobre todas las cosas te pido, Padre, que los enfermos puedan tener un encuentro contigo. Ayúdales a sentir tu presencia y tu mano sobre ellos. Que cada uno de ellos pueda tener contacto con personas que te aman y puedan escuchar el mensaje de salvación. Revela tu amor y tu cuidado a través de tus hijos. Que cada enfermo pueda escuchar sobre Jesús y su sacrificio de amor en la cruz. Que abran sus corazones a ti, Señor, mi Dios, para que reciban la sanidad del alma.

Muestra tu poder en medio de las enfermedades, Padre amado. Sabemos que tú puedes sanar cualquier enfermedad y en ti está puesta nuestra confianza. Queremos verte obrar en este día. En el nombre de Jesús, amén.

sábado, 5 de abril de 2025

Novena del abandono

 


¿Qué es la Novena del Abandono?

La Novena del Abandono procede del Padre Dolindo Ruotolo (1882-1970), Siervo de Dios y candidato a la beatificación (para convertirse en santo). Jesús reveló al Padre Dolindo las palabras que componen esta novena. Padre Dolindo, que se hacía llamar «el viejecito de María», sufrió durante gran parte de su vida, llegando incluso a vivir paralizado los últimos diez años antes de su muerte. También fue, en un tiempo, director espiritual y amigo del Padre Pío, quien, del mismo modo, encontró el amor de Cristo en su sufrimiento.

Ambos Padres Dolindo y el Padre Pío nos dejaron muchas palabras y oraciones que nos guían hacia la entrega a Cristo. También nos inspiran a ir siempre al encuentro de los demás con misericordia y amor, representativos de sus propias entregas a Cristo y de su amor por nosotros.

Al rezar esta novena de entrega, meditamos sobre las mismas palabras que Jesús dio al padre Dolindo a lo largo de nueve días, en los que escuchamos a Jesús decirnos que se lo demos todo y que pongamos en Él toda nuestra confianza.

 

¿Cuándo rezar la Novena del Abandono?

Recurre a la Novena del Abandono siempre que te cueste ocuparte de algo por ti mismo, siempre que te cueste entregar a Dios una preocupación, una duda o un sufrimiento.

Reza esta novena para entregárselo todo a Jesús y decirle: «Jesús, ocúpate tú de todo».

¿Por qué rezar la Novena del Abandono?

La Novena del Abandono es una de las oraciones más poderosas que Jesús nos ha dado. Jesús conoció al padre Dolindo Ruotolo en su dolor, sufrimiento, agonía y duda. Y a través de las palabras que Jesús le dio, también nos encontramos con Jesús en este lugar. Rezamos la Novena del Abandono para humillarnos y reconocer que no podemos con todo, solos: necesitamos que Jesús cuide de nosotros. Como repetimos a lo largo de esta novena, pedimos entrega para apartar los ojos de nosotros mismos y mirar a Jesús.

 

Como decía Santa Teresa del Niño Jesús, «Para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como en la alegría.

Esta novena del Abandono a la voluntad de Dios ha sido muy poderosa para las personas que la han rezado. A continuación, encontrarás dos testimonios de personas de nuestra comunidad Hallow sobre el poder de la Novena del Abandono:

«Me di cuenta de que no tenía nada que agradecer a Dios por las cosas que podía hacer por mí misma cuando le rechazaba y quería hacer las cosas a mi manera. La Novena del Abandono significaba esperar completamente en Dios, dejarle elegir completamente, dejar ir completamente mi voluntad y mi capacidad.»

«La experiencia de estos últimos nueve días despertando para entregarme a mí mismo y a mis días a Jesús ha cambiado completamente la forma de afrontar las tareas y retos que tenemos por delante. […] Me sorprende lo rápido que puede madurar un alma, y la cercanía a Cristo que uno puede experimentar en tan poco tiempo, es una de las experiencias que más me han cambiado la vida, y me gustaría seguir con este hábito en adelante.»

Esperamos que te unas para rezar la Novena del Abandono con Jonathan Roumie, el actor que interpreta a Jesús en ‘Los Elegidos’ The Chosen.




Cómo rezar la Novena del Abandono

Tiempo necesario: 5 minutos

Vuelve tus ojos a Jesús y reza para rendirte durante nueve días.

Comienza haciendo la señal de la cruz.

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo Espíritu Santo. Amén.

A continuación, lee las palabras que Jesús dirigió al padre Dolindo Ruotolo y que Él sigue hablándonos. Cada día de la novena, escucha y reflexiona sobre sus palabras y considera cómo te está guiando hacia la paz y el consuelo durante los próximos nueve días y para siempre.

Después de cada día, repite el estribillo de rendición:

«¡Oh Jesús, me abandono a Ti, ocúpate Tú de todo!». (10 veces).

«Madre, soy tuyo ahora y siempre. Por ti y contigo, siempre quiero pertenecer completamente a Jesús».

 

Día 1

¿Por qué os confundís preocupándoos? Déjame el cuidado de tus asuntos a mí y todo estará en paz. Te digo en verdad que todo acto de entrega verdadera, ciega y completa a mí produce el efecto que deseas y resuelve todas las situaciones difíciles.

 

Día 2

Rendirte a mí no significa inquietarte, disgustarte o perder la esperanza, ni tampoco ofrecerme una oración preocupada pidiéndome que te siga y cambie tu preocupación en oración. Va en contra de esta entrega, profundamente en contra de ella, preocuparse, ponerse nervioso y desear pensar en la consecuencia de cualquier cosa.

Es como la confusión que sienten los niños cuando piden a su madre que atienda sus necesidades y luego intentan atenderlas por sí mismos, de modo que sus esfuerzos infantiles se interponen en el camino de su madre. Rendirse significa cerrar plácidamente los ojos del alma, apartarse de los pensamientos de tribulación y ponerse a mi cuidado, para que sólo yo actúe, diciendo: «Ocúpate Tú».

 

Día 3

Cuántas cosas hago cuando el alma, en tanta necesidad espiritual y material, se vuelve hacia mí, me mira y me dice: «Cuídala tú», luego cierra los ojos y descansa. En el dolor rezas para que actúe, pero que actúe como tú quieres. No te diriges a mí, sino que quieres que me adapte a tus ideas. No sois enfermos que preguntan al médico cómo. No actúes así, sino reza como te enseñé en el Padre Nuestro: «Santificado sea tu Nombre», es decir, glorificado sea en mi necesidad. «Venga a nosotros Tu reino», es decir, que todo lo que hay en nosotros y en el mundo esté de acuerdo con Tu reino. «Hágase tu voluntad en la Tierra como en el Cielo», es decir, en nuestra necesidad, decide como mejor te parezca para nuestra vida temporal y eterna. Si me dices de verdad: «Hágase tu voluntad», que es lo mismo que decir: «Ocúpate tú», intervendré con toda mi omnipotencia y resolveré las situaciones más difíciles.

 

Día 4

¿Ves crecer el mal en lugar de debilitarse? No te preocupes. Cierra los ojos y dime con fe: «Hágase tu voluntad, Ocúpate Tú». Yo te digo que me ocuparé de ello, y que intervendré como lo hace un médico y realizaré milagros cuando sean necesarios. ¿Ves que el enfermo empeora? No te enfades, cierra los ojos y di: «Ocúpate Tú». Yo te digo que me ocuparé de ello, y que no hay medicina más poderosa que mi intervención amorosa. Por mi amor, te prometo esto.

 

Día 5

Y entonces debo conducirte por un camino distinto del que ves, te prepararé; te llevaré en brazos; dejaré que te encuentres, como los niños que se han dormido en brazos de su madre, en la otra orilla del río. Lo que te perturba y te hiere inmensamente es tú razón, tus pensamientos y preocupación, y tu deseo a toda costa de lidiar con lo que te aflige.

 

Día 6

Sois insomnes; queréis juzgarlo todo, dirigirlo todo y verlo todo y os entregáis a la fuerza humana, o peor – a los hombres mismos, confiando en su intervención – esto es lo que obstaculiza mis palabras y mis puntos de vista. Oh, cuánto deseo de ti esta entrega, para ayudarte; ¡y cómo sufro cuando te veo tan agitado! Satanás intenta exactamente esto: agitaros y apartaros de mi protección y arrojaros a las fauces de la iniciativa humana. Por eso, confía sólo en mí, descansa en mí, ríndete a mí en todo.

 

Día 7

Hago milagros en proporción a vuestra plena entrega a mí y a que no penséis en vosotros mismos. Siembro tesoros de gracias cuando estás en la más profunda pobreza. Ninguna persona de razón, ningún pensador, ha hecho milagros, ni siquiera entre los santos. Hace obras divinas quien se entrega a Dios. Así que no pienses más en ello, porque tu mente es aguda y para ti es muy difícil ver el mal y confiar en mí y no pensar en ti mismo. Haced esto para todas vuestras necesidades, haced esto, todos vosotros, y veréis grandes milagros silenciosos continuos. Me ocuparé de las cosas, te lo prometo.

 

Día 8

Cierra los ojos y déjate llevar por la corriente fluida de mi gracia; cierra los ojos y no pienses en el presente, apartando tus pensamientos del futuro como lo harías de la tentación. Descansa en mí, creyendo en mi bondad, y te prometo por mi amor que si dices: «Ocúpate tú», yo me ocuparé de todo; te consolaré, te liberaré y te guiaré.

 

Día 9

Reza siempre dispuesto a entregarte, y recibirás de ello gran paz y grandes recompensas, aun cuando te confiera la gracia de la inmolación, del arrepentimiento y del amor. Entonces, ¿qué importa el sufrimiento? ¿Te parece imposible? Cierra los ojos y di con toda tu alma: «Jesús, ocúpate tú». No temas, yo me ocuparé de las cosas y bendecirás mi nombre humillándote. Mil oraciones no pueden igualar un solo acto de entrega, recuérdalo bien. No hay novena más eficaz que ésta.

 

Después de cada día, repite el estribillo de rendición:

«¡Oh Jesús, me abandono a Ti, ocúpate Tú de todo!». (10 veces).

«Madre, soy tuyo ahora y siempre. Por ti y contigo, siempre quiero pertenecer completamente a Jesús».

 

Por último, concluye con la señal de la cruz.

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

«Jesús, ocúpate Tú».