Buscar

jueves, 2 de febrero de 2012

Benedicto XVI critica una forma de laicismo enfermo


El Pontífice se expresó en un discurso pronunciado en el Vaticano ante los participantes de una Convención Nacional Organizada por la Unión de Juristas Católicos Italianos.

Ciudad del Vaticano (ANSA y EFE) - La prohibición de símbolos religiosos en lugares públicos no corresponde a una idea sana del ser laico, denunció ayer Benedicto XVI, quien insistió que “Dios debe estar presente en la vida comunitaria”.Tras lo cual añadió que el “Estado no puede considerar a la religión como un simple sentimiento individual que puede ser confinado sólo a la esfera privada”.

El Pontífice se expresó en un discurso pronunciado en el Vaticano ante los participantes de una Convención Nacional Organizada por la Unión de Juristas Católicos Italianos.
Según el jefe de la Iglesia católica no es una “sana laicidad la que excluye los símbolos religiosos de lugares públicos como oficinas, escuelas, tribunales, hospitales, cárceles, etc.
“La sana laicidad comporta que el Estado no considere la religión como un simple sentimiento individual, limitado al ámbito privado, sino que la Iglesia tiene que ser reconocida como una presencia comunitaria pública”. “Y para ello, explicó el Santo Padre, el Estado tiene que garantizar el libre ejercicio de la actividad de culto de los creyentes”.

“La hostilidad a toda forma de reconocimiento de la importancia política y cultural de la religión y a la presencia en particular de los símbolos religiosos en las instituciones públicas es una señal de degeneración del laicismo”, sostuvo el Pontífice.
En ese sentido, el Obispo de Roma advirtió “que la nueva tendencia laicista, que expresa una total división entre Iglesia y Estado, parece haberse convertido en un emblema de la post modernidad y de la moderna democracia”.

TAREA DE TODOS

Ante esta situación, Joseph Ratzinger, indicó que “es tarea de todos los creyentes ayudar en la elaboración de un concepto de laicismo que por una parte da a Dios y sus leyes morales, a Cristo y a su Iglesia, el lugar que merece en la vida y por otra afirma y respeta la legítima autonomía de las realidades terrestres”.

Según el Pontífice, la Iglesia “no debe indicar cual partido político elegir porque sería una injerencia, pero si que puede intervenir en la defensa de los grandes valores que dan sentido a la vida de la persona y salvaguardan su dignidad”.

“Estos valores son humanos, y no pueden dejar indiferentes y en silencio a la Iglesia, que tiene que proclamar con firmeza la verdad sobre el hombre y su destino”, añadió el Pontífice.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe tu comentario, comaparte lo que piensas: